Hay conceptos que parecen pensados para grandes empresas y corporaciones complejas, y cuando hablamos de estrategia corporativa así parece sonar.

La estrategia corporativa es el conjunto de acciones a medio y largo plazo que se plantean para conseguir los retos que necesitamos conquistar para que nuestra empresa o proyecto sea sostenible en el tiempo.

Con ella no tan solo perseguimos un objetivo económico, si no que definimos las acciones que vamos a llevar a cabo en todos los ámbitos en los que opera la organización, y por supuesto el impacto ambiental y social han de formar parte de nuestra estrategia si queremos generar valor como organización.

Definir los elementos clave de una estrategia corporativa enfocada al impacto es fundamental para que toda nuestra actividad tenga coherencia y podamos practicar la transparencia y la ética tan necesarias en la gestión empresarial actualmente.

Desde la estrategia corporativa vamos a definir los objetivos y retos, pero también las líneas de trabajo, facilitando la orientación del equipo y garantizando que todas las personas puedan cooperar en bien del beneficio común.

Es desde la estrategia corporativa desde la que vamos a definir también nuestra cultura y valores como organización, la manera en la que queremos interactuar con nuestro entorno e identificar los stakeholders fundamentales para nuestro desarrollo.

La estrategia corporativa va a validar nuestra propuesta de valor, el propósito que queremos conseguir. También nos ayudará a retomar el camino, cuando los retos que nos vamos por el camino nos desenfoquen, a la vez que una buena gestión estratégica nos tiene que permitir estar atentas a las oportunidades que se presenten y los cambios que puedan suponer.